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viernes, 25 de octubre de 2013

(Carta a una madre de parte un hijo o una hija que ha fallecido)


El día amaneció triste mamá querida, hoy ya no estoy contigo, Dios ha querido llevarme junto a Él. Es un lugar tranquilo donde brotan manantiales transparentes con un brillo que te dejaría sin palabras, donde la paz que reina jamás podrá ser imaginada.
Te estoy mirando y todos los días estoy contigo,
en cualquier rincón de la casa estoy junto a ti.
Lloras mucho mama,
y eso me pone triste,
piensa que sólo mi cuerpo está lejos de ti.
Mi corazón y mi presencia está contigo, te miro como descansas en mi cama y como rompes en llanto. No lo hagas mama, aquí junto al Creador pido que lleve paz a tu corazón para cuando descanses en mi silla sientas mi presencia y me hables... pues mama yo te escucho.
Quiero que le des calma a mi papa a mi familia, sé que fue muy repentino y no tuvimos tiempo para nuestra despedida y tambien lloro por aquello.
Eres madre y tienes la fuerza que todos necesitan durante mi ausencia.
Mama, si de alguna manera te puedo dar conformidad te diré que aquí todo es muy tranquilo, es un paraíso de colores donde he visto personas que antes con mi soberbia no miraba.
¡Qué necios somos mama, cuando aquí ante Dios somos todos iguales!
-Mi enemigo es mi amigo, y mi amigo es mucho más que eso-

Si te pudiera transmitir de alguna manera mi sentir para sacarte todo ese llanto mamita... Porque mientras tus lágrimas rodeen por tus mejillas yo no tengo calma. Entiende... era mi hora, nadie puede contra el destino y el mío era irme.

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